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CRIMEN DE LOS GALINDOS

Foto del escritor: Lucía TárregaLucía Tárrega

Actualizado: 31 dic 2020

Hola lectores, hoy os traigo el conocido como "Crimen de los Galindos".

Este crimen no es del estilo que me gustaría tratar en el blog, pero cuando descubrí el caso hará cosa de 5 años me impactó bastante debido a las incógnitas que aguarda.

Los termómetros alcanzaban casi los 50 grados en el cortijo Los Galindos el 22 de julio de 1975. Fue ese mismo día de temperatura extrema en el que cinco personas fueron asesinadas en el caserío.En primer lugar apareció el cadáver de Juana Martín Macías, de 53 años, esposa del encargado del cortijo, después aparecen otros dos cadáveres, Ramón Parrilla González, de 40 años, y Asunción Peralta Montera, 34 años, esposa del tractorista de la finca, José González Jiménez. El cadáver de Manuel Zapata de 59 años, capataz de la finca, aparece tres días después. Los cinco eran vecinos de Paradas.


Hacia la media tarde los trabajadores vuelven de las faenas del campo a ‘Los Galindos’, finca situada a unos dos kilómetros de Paradas, pueblo sevillano a solo 53 Km de la capital. Allí observan que hay humo procedente del cobertizo y deciden entrar para comprobar si hay heridos a lo que de pronto se topan con algo terrible.



Los trabajadores llaman a la guardia civil, a su llegada, los agentes observan una escena desoladora, ellos se percataron de la presencia de un reguero de sangre en el suelo de la finca que se perdía detrás de la puerta de la casa de Manuel Zapata, capataz del cortijo.


En el interior de una de las habitaciones, entre dos camas, se encontró el cuerpo sin vida de Juana Martínez, oscense de 53 años y esposa de Zapata.



Rosa


La víctima tenía el rostro deformado como consecuencia de los golpes infligidos con una pieza de metal. En ese momento se avisó a los forenses.



Mientras, las llamas continuaban ardiendo en el cobertizo mientras los trabajadores las combatían a golpe de manta. El fuerte olor a gasoil que se desprendía hizo pensar que el fuego había sido provocado.


El hijo del forense que había acompañado a su padre hasta el lugar de los hechos, alertó de la presencia de dos cuerpos más en el fuego, gracias a su intervención se rescataron los cadáveres de José González, mecánico de 27 años, y el de su mujer, Asunción Peralta, de 34, y embarazada de seis meses. Entre los dos cadáveres había un bidón de gasolina.



Asución Peralta y José Gonzalez


Por la noche, al seguir un nuevo rastro de sangre se descubrió el cadáver del tractorista Ramón Parrilla, de 40 años y vecino de Paradas, murió a consecuencia de varios disparos de escopeta en el camino de entrada a la finca.

Todos, salvo Asunción Peralta, eran trabajadores de ‘Los Galindos’.


Sin embargo no se encontró ni rastro de Zapata quien, momentos antes de originarse las llamas, había ordenado a los trabajadores ir a realizar sus labores a una parte alejada de la casa principal, tal y como indicaron los jornaleros a la Guardia Civil. Se convirtió en el primer sospechoso de la matanza.


El marqués Gonzalo Fernández de Córdoba, un alto mando del Ejército Español, regresó de Málaga donde se encontraba por motivos familiares al enterarse de la tragedia.


Tras ver como se estaban llevando a cabo las investigaciones – los vecinos del pueblo acudían al cortijo para presenciar los cadáveres y deambulaban por la finca sin ningún control, incluso alteraron de sitio varios objetos en el lugar de los crímenes – Fernández de Córdoba protestó enérgicamente y decidió permanecer en la casa en presencia de la Guardia Civil. Se sabe que durante los interrogatorios los agentes preguntaban de pie y cuadrados, y el marqués respondía sentado en su sillón. Quedó libre de toda sospecha.


Extracto del sumario del caso


La Benemérita se instaló en ‘Los Galindos’ hasta el 24 de julio. Tres días después de los asesinatos, en la mañana del día 25, un perro encontró el cuerpo del capataz semioculto detrás de la casa. Manuel Zapata, de 50 años, se convertía en la polémica quinta víctima del crimen.


La aparición de Zapata generó mucha controversia. Muchos aseguraron que su cadáver fue colocado después de los asesinatos. Un cabo comandante de la Guardia Civil confesó que durante el registro, el cuerpo de Zapata no estaba allí, ya que él mismo había orinado en esa zona y no había visto nada. Posteriormente, la segunda autopsia que se realizó a los fallecidos reveló que éste había sido la primera víctima y que su cuerpo nunca fue movido.

Con el capataz fallecido no había sospechosos. Comenzó a barajarse etonces la hipótesis de un crimen pasional que apuntaba a José González, el mecánico, como principal autor de los hechos.


LA VERSIÓN OFICIAL

Tras 20 días de investigación se concluyó que:

José González se encontraba en la finca trabajando en un tractor cuando inició una discusión con Manuel Zapata, el capataz, al que dio muerte golpeándole con un objeto contundente y remató clavándole un rastrillo en la espada. Ocultó su cadáver detrás de la casa.

Posteriormente, se dirigió al domicilio de su víctima donde encontró a Juana Martínez, a la que también mató a golpes con el mismo objeto y arrastró hasta su habitación.

La tercera víctima, según la versión policial, fue Ramón Parrilla, testigo indiscreto de la tragedia y a quien Gonzalez, siempre de acuerdo con el primer informe, mató a balazos cuando huía del lugar de los hechos por el camino de arena de entrada a la finca.

González condujo hasta Paradas y recogió a su mujer Asunción Peralta con la excusa de que acudiera al cortijo porque a Juana le había pasado algo. Cuando llegaron y Asunción vio lo sucedido, se inició una discusión que se zanjó cuando González acabó con su vida.

Tras dar muerte a Martínez, el principal sospechoso se dispuso a quemar su cuerpo en el cobertizo de ‘Los Galindos’ con la mala suerte de que las llamas le alcanzaron y murió calcinado.



OTRAS VERSIONES

La versión oficial seguía planteando muchas dudas, pero esta fue la que se dio a conocer sobre lo sucedido en el cortijo. Poca gente creía en la culpabilidad del mecánico, incluso el marqués apareció en la Televisión pública defendiendo su inocencia.

Se llegaron a barajar diferentes hipótesis: el tráfico de drogas, una trama militar, o la venta de grano en el mercado negro, todas ellas acabaron cayendo en el olvido.

Gracias a la presión de la familia del acusado, quienes se empeñaron en limpiar su nombre, en 1983 el caso se reabrió y se ordenó la exhumación de los cadáveres para practicarles una segunda autopsia. Los resultados fueron sorprendentes



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